jueves, 24 de julio de 2008

EL COLECCIONISTA, por Niko Gadda Thompson

Compilado IV

El siguiente es un popurri de atrevidos pensamientos que se divierten toqueteando a dos o tres de los grandes temas: educación, corrupción, justicia... Si les aburre, los entiendo. A mi también me aburren muchas cosas.
Considérenlas, al menos, como guirnaldas filosóficas para decorar sus exposiciones y trabajos prácticos. La cita justa en el momento indicado queda muy canchera en todos los ámbitos –menos, tal vez, en la mitad de una culeada- y te hace figurar como el capo que vos sabes que no sos.
Así que pasen y buen provecho. La mía la quiero de muzza con jamó.

· Aquí estaba el curso de la vida otra vez; una nueva riada de la vida dando fe de su paso. “Por aquí paso la vida – me dije -; detrás, más detrás, vendrá la Historia espigando los lugares por donde la vida discurrió. Este es el sino de los humanos; morir, desaparecer, mientras la médula de sus hechos les sobrevive.” (Miguel Delives, “La Sombra del Ciprés es Alargada”)

· En una época acelerada en que “el academicismo de la ruptura” está de moda, los verdaderos revolucionarios posiblemente sean quienes retoman el ritmo lento en el que se desarrolla la vida, que les permite escuchar mejor la voz de las herencias. Enseñar consiste en tejer esos lazos entre los antiguos y los nuevos. Sobretodo, en transmitir esa herencia cultural que confiere al hombre el poder de comprender una realidad compleja así como de renovar un mundo sobre cuyo destino tenemos una grave responsabilidad común. (extraído de “Saber, Educación y Jerarquías”, por G. Jaim Etcheverry, La Nación 6/8/00)

· Y en todas partes reina una prisa indecorosa, como si se hubiera perdido algo por el hecho de que el joven a los 23 años no esté todavía pronto a dar una respuesta a la “cuestión principal”: ¿Qué profesión? Una especie superior de hombres, dicho sea con permiso, no ama las “ocupaciones”, precisamente porque sabe como ocuparse...Tiene tiempo, se toma tiempo, no piensa en “llegar pronto”: con treinta años es un hombre en el sentido de la cultura más alta, un principiante, un niño. (Nietzsche, “El Ocaso...”)

· Mi petición para le futuro no es que al intelectual se le remunere espléndidamente: el intelectual no debe sentarse en la mesa de los ricos ni rodearse de lujo, debe ser un poco asceta...pero tampoco ha de ser burlado, sino tenido en estima, y debe proveérsele de lo mínimo material, más o menos como en la época de la cultura claustral el monje podía vivir sin necesidad de poseer bienes y en la medida de su rendimiento participaba de la gloria y la autoridad de su Orden religiosa. La orden de los intelectuales no debe ser propiamente una aristocracia, la aristocracia se funda en la herencia, y el espíritu no es heredable físicamente. (H. Hesse, Lecturas para Minutos)

· Me encontré de regreso en la ciudad sepulcral donde me molestaba la vista de la gente apresurándose por la calles para sacarse un poco de dinero unos a otros, para devorar sus infames alimentos, para tragar su insalubre cerveza, para soñar sus insignificantes y estúpidos sueños. Se entrometían en mis pensamientos. Eran intrusos cuyo conocimiento de la vida era para mí una irritante pretensión, porque yo estaba seguro de que era imposible que supieran las cosas que yo sabía. Su conducta, que era simplemente la conducta de individuos vulgares ocupándose de sus negocios con la certeza de una perfecta seguridad, era ofensiva para mí, como ultrajantes ostentaciones de insensatez ante un peligro que es incapaz de comprender. (J. Conrad, “El Corazón de las tinieblas”)

· La corrupción es el síntoma de una desorganización del sistema de delegaciones, de los controles de las delegaciones. Porque la corrupción, hay que decirlo, es universal. Los que se discuten son los controles. Cuando decimos que un sistema esta sano es porque los controles funcionan. Es la manera de organizar las cosas la que puede dar resultados positivos, y no la suma de virtudes o de virtuosos...La manera en que componemos la orquesta es la que determinara como va a sonar, y no la virtud de cada uno de los músicos. (German García, entrevista para La Nación del 17 de febrero del 2002)

· Solo se destinan abultados presupuestos para publicidad cuando no hay diferencia entre los productos. Si los productos fueran realmente distintos, la gente compraría el mejor. La propaganda le enseña al hombre a no confiar en su propio criterio, a comportarse como un estúpido. (C. Sagan, “Contacto”)

· Un movimiento revolucionario que no advierta lo que hay de trascendente en su sociedad no está maduro para reemplazarla. (Sábato, “Tres Aprox...”)

· El rico, en definitiva, es el que permite que el otro conserve la distancia como único bien. (Jorge Elías, La Nación)

· ¿El colmo de la justicia no consiste acaso en mostrarse ecuánime con los inicuos? (Papini, El Diablo)

Salud y mucho amor, Niko

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