martes, 15 de julio de 2008

EL COLECCIONISTA I, por Niko Gadda Thompson

Cuando era niño coleccionaba estampillas… sí, así de nardo era. Después me aburrí de los cuadraditos filatélicos (en realidad me dijeron que coleccionarlos era de nardo) y empecé a coleccionar cajetillas de cigarrillos. Más tarde –y gracias al boom importador de principios de los 90- vinieron las latas de aluminio. Las tenía de todos los colores y tamaños. Llegué a las 500 a lo mínimo. Tampoco eran tantas, pero si consideramos que las reuní en poco más de doce meses, está bastante bien.

Hoy tengo 30 años y con el tiempo me di cuenta que coleccionar, cualquier cosa, ¡es de nardo irrecuperable! Pero sobretodo de gente que encuentra una satisfacción especial en la acumulación de objetos, lo que es lo mismo que decir que sufrirían deshaciéndose de ellos. A esta afección la llamo “manía coleccionable”.

Hace ya quince años que vengo recopilando citas de todo aquel que haya pronunciado (generalmente escrito, pero no siempre) algo digno de ser recuperado, o mejor, resguardado del olvido. No sé si una cita es un objeto o si trasciende al menos el concepto de “idea”. Poco importa, pues coleccionables son, y yo he adquirido la manía con ellas.

Lo de que soy un nardo por fin lo he superado (lo soy y a mucha honra) y me da igual lo que se pueda decir al respecto de la imposibilidad de los coleccionistas de dejar que las cosas caigan en el olvido. Después de todo, coleccionar es archivar, y archivar es también una manera de olvidar, sólo que despojada del “miedo a perder” (aquello verdaderamente traumático) puesto que uno olvida con la tranquilidad de que está ahí, escondido pero presente; capaz de ser recuperado en cualquier momento.

Como se imaginarán, después de 15 años de coleccionar citas, tengo unas cuantas y algunas de ellas son tan suculentas (e independientes de cualquier contexto innecesario) que valen la pena recuperar de aquel olvido temporal a las que fueron sometidas.

Aquí, entonces, una selección de mis más preciadas posesiones referidas al arte, y al arte de hacer arte:

1- El poeta que se dedica a escoger y ubicar sus palabritas en medio de un mundo que mañana puede quedar destruido, hace exactamente igual que las anémonas, prímulas y otras flores que ahora se abren en todas las praderas. En medio de un mundo que acaso mañana quede anegado en gas venenoso, ellas forman cuidadosamente sus ojitas y cálices, con cinco o cuatro o siete pétalos, regulares o dentados, todos igualmente bellos. (H. Hesse, “ Lecturas para minutos”)

2- No hay literatura nacional y literatura universal. Hay literatura profunda y literatura superficial. Eso es todo. (Sábato, “Tres Aproximaciones...”)

3- Es asombrosa esa manera que tenéis los soñadores de no ver claro más que lo que está lejos. (Alejandro Casona, “Los Árboles Mueren de Pie”)

4- La arquitectura y las artes plásticas son el ordenamiento acabado y armónico de la luz, y no otra cosa. (Gaudí)

5- El artista… apela a nuestra capacidad de deleite y asombro, a los sentidos del misterio que rodean nuestras vidas; a nuestros sentimientos de piedad, y de belleza, y de dolor; al latente sentimiento de camaradería con toda la creación –y a la sutil pero invencible convicción de solidaridad que entrelaza la soledad de innumerables corazones…-, a los muertos con los vivos y a los vivos con los que aún no han nacido. (Joseph Conrad, en el prefacio de “The Nigger of the Narcissus”)

6- Objetivamente, no hay ninguna relación entre el arte y la moralidad, por la simple razón de que el arte es arte y la moralidad es moralidad, y por la misma razón por la que no hay relaciones entre la moralidad y la verdad. La moralidad, de todos modos, en tanto es el esfuerzo por elevar la vida humana, por darle un valor humano, tiene por lo tanto relaciones con toda la vida humana. Y la vida humana incluye al arte y la verdad. (Fernando Pessoa, “Erostrato”)

7- Podemos perdonar a un hombre el haber hecho una cosa útil en tanto que no la admire. La única disculpa de haber hecho una cosa inútil es admirarla intensamente. Todo arte es completamente inútil. (O. Wilde)

8- La ironía, la autocrítica incesante, la incongruencia, la imaginación al servicio de nadie. (Método literario propuesto por Cortázar en Rayuela)

9- Trasladar la mirada a otra percepción es viajar, llevar a todos con uno es arte. (Pablo Arias, en una carta - 2001)

10- Lo que es usted, príncipe, lo es por casualidad. Lo que yo soy, lo soy por mí mismo. Príncipes ha habido miles, y los habrá todavía. Beethoven solo hay uno. (fragmento de una carta de Ludwig al príncipe Lichnowsky)

La semana próxima, otra entrega de “El coleccionista” a cargo de Mitzuca Chinycó.

Salud y mucho amor, Niko

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