lunes, 28 de julio de 2008

EL COLECCIONISTA, por Niko Gadda Thompson

Compilado VII

Carta de lectores

RESTOS DE CORDONES INÚTILES, por Juan José López

¿Prolijo y ordenado, Monsieur Montesquieu?, ¿Y qué me dices del Dr. Halfón?

Yo conservo todo según su tamaño, todo lo que me voy encontrando, sea en cajones, cajas o botes, sin ningún orden o previo cálculo invertido, es un puto síndrome de Diógenes que me domina y me zambulle cada día con más furia.

Al leer esta nueva entrega del coleccionista, debo confesar que se trata de una de las mejores, al menos en mi modesta opinión, no he podido por menos que exclamar EN LA VIN COMPAE!!!! Signo evidente del placer que me provocó dicha lectura.

"EnLaVinCompae" es una expresión muy común, que usan los gitanos del barrio del Albaicín y de toda la Vega de Granada, y que viene a decir “En La Virgen, Compadre”, señal inequívoca de que algo ha causado admiración.

Salud y mucho amor, algunos euros también.

RESPUESTA BUFONESCA, por Niko
Me alegro mucho que le haya gustado, señor Lopez; y sepa que, por más ira que le provoque, pertenece usted a una selecta línea de chiflados. El día que abandone este loco mundo, Montesquieu, Halfón y muchos otros se sentirán muy honrados de recibirlo en sus respectivas nubes -o cavernas flameantes según sea el caso- para comparar sin distinción tanto los incunables como las nimiedades que ustedes hayan sabido coleccionar.
Así que no se detenga en la tarea, mi amigo. Ya que no puede frenar tal compulsión, al menos intente humillar con su obsesión irrefrenable, las de aquellos que le precedieron.
Lo saluda atte. Niko

Parece que gustaron las anécdotas, y nos alegramos por ello. Mas hoy no sale revancha sino que haremos entrega de la clásica lista de citas extraídas de mis archivos. La verdad es que a ninguno de los tres nos dio ganas de ponernos a copiar de un libro otras diez nuevas historias, por más resumidas que estén. Prometemos rescatarnos para la próxima.

Ahí les van, pues, unos sorrentinos de ciencia básica con salsita de religión, arte y mundana realidad:

· La ciencia natural no describe ni explica la naturaleza, simplemente es parte de la interacción entre ésta y nosotros mismos. (Heisenberg)

· El dibujo no es la forma sino la manera de ver la forma. (Degas)

· Si un pueblo está persuadido de que un creador supremo está en el origen del mundo y determina su futuro, eso significa que existen leyes y un porvenir discernible. Correspondía, pues, a los sabios el descifrar esas leyes divinas... La aparición de la ciencia moderna en occidente, en el siglo XVII (Newton), está en consonancia con la teología de la época (Prigogine, relativista)

· Neurocráneo proporcionalmente grande, cara corta (poco desarrollada), pelo escaso, etc. El embriólogo Louis Bolk afirmaba en 1926 que un humano adulto era un feto con capacidad reproductora, o dicho mas técnicamente, lo que es únicamente un estado de transición en la ontogenia de otros primates, se ha convertido en el hombre en el estado terminal del desarrollo. Somos “pedomorfos”, o sea, con forma de niño. (J. L. Arzuaga, El Enigma...)

· El hombre de las cavernas, con sus mandíbulas formidables, su cara de simio, su frente aplanada, no puede considerarse nunca como una degeneración sino como el brazo formidable, como el tipo avanzado dentro de su medio que se impuso al resto de las fieras y que nos abrió a los de ahora el campo para asentar nuestra dominación sobre el resto de la fauna. (Arciniegas, América Tierra Firme)

· Por un proceso de condicionamiento, el niño adquiere palabras, y las palabras, en tanto pueden ser sustituidas por cosas y situaciones concretas, le dan el poder de manipular su ambiente sin necesidad de ejecutar los movimientos explícitos y reales. Esto es lo que significa pensar: un hombre piensa – efectúa reacciones verbales implícitas – exactamente como la rata realiza movimientos musculares explícitos en un laberinto. Las palabras del hombre y las fugas precipitadas de la rata a través del laberinto son actividades mediante las cuales el animal logra adaptarse a una situación para la cual carece, al principio, de respuesta adecuada. La gran ventaja del pensamiento consiste en ser más económico, en parte porque comprende una porción mucho más pequeña de la musculatura corporal, y en parte porque se puede ensayar implícitamente una línea de acción sin el riesgo, la pérdida de tiempo y de esfuerzo y el posible desastre que se podría provocar durante la conducta explícita. (concepto que Watson, padre del conductismo, tenía sobre el pensamiento)

· Frente a la infinita riqueza del mundo material, los fundadores de la ciencia positiva seleccionaron los atributos cuantificables: la masa, el peso, la forma geométrica, la posición, la velocidad. Y llegaron al convencimiento de que "la naturaleza está escrita en caracteres matemáticos", cuando lo que estaba escrito en caracteres matemáticos no era la naturaleza, sino la estructura matemática de la naturaleza. Perogrullada tan ingeniosa como la de afirmar que el esqueleto de los animales tiene siempre caracteres esqueléticos.
Pero como la ley matemática confiere poder y como el hombre tiende a confundir la verdad con el poder, todos creyeron que los matemáticos tenían la clave de la realidad.
Y los adoraron, tanto más cuanto menos los entendieron. (Sábato, Hombres y Engranajes)

· Muchachos vanidosos, de risa nerviosa; muchachos serios que se dedicaban de lleno a convertirse en científicos. Ocupados como estaban en su afán por sondear las profundidades de la naturaleza, eran casi desvalidos en las cuestiones de la vida diaria en la que, pese a toda su erudición, resultaban seres patéticos y poco profundos. (Carl Sagan, “Contacto”)

· Algún experto ha señalado que el ser humano puede llegar a reducirse a ser un gigantesco sistema sensitivo al servicio de las computadoras. (José Antonio Marinas, Teoría de la inteligencia creadora)

· Los animales mordidos por los perros se vuelven rabiosos porque a causa de su bestialidad, que los sitúa a al mismo nivel que los caninos, adquieren necesariamente la rabia por analogía. El hombre, cuya naturaleza es diferente y alejada de la bestialidad, no tiene una analogía tan propicia a contraer el mal. Ello hace que no todos los hombres que han sido mordidos contraigan necesariamente la rabia, sino que muchos, por su temperamento favorable, o no lo contraen, o curan de ella. (Gerolamo Procastoro, médico renacentista)

Salud y mucho amor, Niko

jueves, 24 de julio de 2008

EL COLECCIONISTA, por los tres Cabrones

Compilado VI

Acaba de caer en nuestras manos un incunable de la puta ostia. Se llama “2000 anécdotas de hombres célebres”, está compilado por un tal Pablo Schneider, fue editado por Guadalupe (Buenos Aires) en el año 1955 y es un verdadero alud de pequeñas genialidades que te van embriagando el cerebro una detrás de la otra sin parar.
Aquí, la primera de una serie de compilaciones (seguimos con la tradición de 10 en cada entrega) que integrarán, esporádicamente, las filas del “Coleccionista”.

· Sófocles (495-406 a.C.), el más célebre de los poetas trágicos griegos, contaba en cierta oportunidad que tres de sus versos le habían costado tres días de trabajo. “¡Tres días!”, exclamó un poeta mediocre que lo estaba escuchando. En ese mismo lapso yo hubiera compuesto cien. “Es cierto, respondió Sófocles, pero no habrían vivido más de tres días”.

· El poeta italiano Petrarca (1304-1374) escribía muchos de sus versos en el chaleco de cuero que llevaba puesto. Los bordes y las mangas de esa prenda de vestir hallábanse llenas de anotaciones.

· Dante Alighieri (1265-1321), el poeta más grande de Italia, nació en Florencia. Debido a algunas injustas acusaciones fue desterrado del suelo florentino. Murió en Ravena, donde se conservan sus restos en la Iglesia de San Francisco. Cada vez que los florentinos piden a los de Ravena los restos del poeta, éstos responden: Si no supisteis guardarlo en vida, menos os lo entregaremos muerto.

· Durante el tiempo que estuvo preso (1572-1576), Fray Luis de León fue un perfecto modelo de resignación cristiana. Luego de proclamarse su inocencia, puede decirse que su retorno a Salamanca adquirió contornos de triunfo, pues “no hubo persona, ni en la universidad ni en la ciudad toda que no saliese a recibirlo”. Se dice que al reanudar la exposición de sus clases, y cuando todos esperaban que desahogaría su natural violento contra los detractores, comenzó con esta famosa frase: “Decíamos ayer…”
Sublime fórmula del olvido evangélico de los agravios, y reflejo evidente de la grandeza y elevación de su alma.

· El poeta y filósofo inglés Alexander Pope (1688-1741) había criticado repetidas veces, en sus artículos periodísticos, las inútiles discusiones de los parlamentarios. Cierto día, al cruzar una calle, se encontró con uno de esos parlamentarios a quienes habían sido dirigidas sus críticas. Éste, al ver al poeta, que era de pequeña estatura y contrahecho, exclamó con tono despectivo: “¡Quisiera saber para qué sirve este hombre deforme!”
“Para obligaros a caminar derecho”, respondióle el poeta sin inmutarse.

· David Hume (1711-1776), filósofo, historiador británico y autor de la “Historia de las revoluciones de Inglaterra”, recibió por esta obra diez mil libras esterlinas que le permitieron retirarse a Edimburgo, su ciudad natal.
Su editor le solicitó, en varias oportunidades, que continuara ese trabajo que había empezado a publicar, pero Hume encontraba siempre excusas para no hacerlo. Como el editor siguiera insistiendo, alegando que los lectores reclamaban la terminación de esa “Historia…”, Hume le contestó: No puedo acceder a sus deseos por cuatro motivos: porque soy demasiado viejo, demasiado gordo, demasiado perezoso y demasiado rico.

· Después del estreno de “Oreste” la mariscala de Luxemburgo le escribió a Voltaire una carta de cuatro páginas llenas de observaciones críticas sobre su drama. Voltaire le contestó con una sola línea: “Señora, Oreste se escribe sin “h”.

· El escritor y crítico alemán G. Efraín Lessing (1729-1781), relató en cierta ocasión la siguiente anécdota a sus amigos: “Aquella noche fue de mala racha para nosotros. Sólo uno ganaba. Todos los demás perdíamos continuamente”. Entonces uno de los presentes sugirió: “¿Por qué en vez de apostar por el dinero no jugaban por el honor?” “Así lo hicimos al principio, pero después nos pareció demasiado poco y aumentamos la base en dos monedas de oro”, terminó diciendo Lessing.

· Un inglés fue a Escocia para conocer el lugar de nacimiento del historiador Thomas Carlyle, preguntando a uno de aquel lugar si había conocido personalmente a ese hombre. “Sí, sí, dijo el campesino, siempre viajaba a Londres y escribió muchos libros. Pero usted debería haber conocido a su hermano. En todo este distrito nadie tenía chanchos tan gordos como él.

· El publicista francés Montesquieu (1689-1755) era sumamente ordenado y prolijo. Después de su muerte encontraron todas, aún las más insignificantes: cartas, tarjetas de visita, láminas, todo. En una caja hallábase escrita la siguiente leyenda: “Restos de cordones completamente inútiles”.

Esta última anécdota fue seleccionada especialmente para honrar a nuestro querido y difunto proveedor, el doctor Raúl David Halfón, un viejito solterón que vivía en pleno Palermo y tenía una suculenta biblioteca llena de extravagancias, entre las que se encontraba el libro que aquí hemos presentado.
Además de incansable lector, el hombre era uno de esos coleccionistas acérrimos que compran cosas compulsivamente, nunca las usan y jamás se desprenden de las mismas. Hace un par de semanas, y con el consentimiento del hijo de su eterna enamorada, el honorable Daniel Burdman (amigo incondicional de los bufones), revisamos el departamento y encontramos de todo: una ecléctica colección de zapatos para hombre, otra de discos de pasta, de peines, de pipas, de llamadores de puerta, de cámaras de foto, ¡hasta una colección de Winkofones! y un largo, largo etcétera. Como hiciera Montesquieu con su correspondencia, Halfón jamás tiró ninguno de sus periódicos y, al mejor estilo de los “restos de cordones completamente inútiles”, tenía una caja llena con, por lo menos, 200 maquinitas de afeitar descartables sin usar…

Todo un personaje don Raulito. Décadas de ardua acumulación hicieron de su guarida personal un museo secreto e inverosímil, por y para él mismo.
Así y todo, la vida se abre camino; y como dice el viejo dicho: “colecciona y acumularás, que cuando mueras de todo aquello algún cabrón se aprovechará”.

Salud y mucho amor, tres de esos cabrones.

EL COLECCIONISTA, por Mitzuca Chinycó

Compilado V

Citas sobre la risa, las travesuras y el arte de simular:

· A descansar de racionales van los hombres a los convites. Por la alegría y la delectación se dilata el corazón con cuyo movimiento extiende el rostro y la parte contigua a la boca que llamamos laringe, de donde viene la risa. Además, internamente, ésta se origina en el diafragma, donde se halla el asiento principal de la hilaridad, como se observa en el cosquilleo de los sobacos, donde va a parar. Según dice el Rey Sabio: Un corazón alegre sirve de medicina, un espíritu triste desea los huesos.” (Tratado del Alma, por Luis Vives, humanista español del siglo XVI)

· Tal vez yo sepa bien porqué es el hombre el único que ríe: él sólo sufre tan profundamente que ha tenido que inventar la risa. (Nietzsche)

· Siempre es gracioso cuando le ocurre a otro. (Drew Carey, “Who´s line is it any way”)

· Para la conciencia pasiva del instinto no existe la palabra fechoría; pues el instinto no se queja nunca de haber sido satisfecho. (Filloy, La Potra)

· Vestidos de harapos, sucios, agresivos, mal hablados, fumadores de puchos, eran los dueños de la ciudad, a la que conocían totalmente, a la que amaban totalmente... eran sus poetas. (Jorge Amado, Capitanes de la Arena)

· El deleite de las pequeñas malicias nos ahorra más de una gran maldad. (Nietzsche, Asi habló Zarathustra)

· Quien logre hacerte enojar te ha vencido. (anónimo)

· Simule usted un robo en unos almacenes y haga que le descubran (sino ¿dónde estaría el juego?). ¿Cómo persuadir al servicio de vigilancia de que se trataba de un hurto simulado?, no existe diferencia "objetiva" alguna. Se trata de los mismos gestos y de los mismos signos que en un robo real y, además, los signos no se inclinan ni de un lado ni de otro. Para el orden establecido son, sin duda, signos pertenecientes a la esfera de lo real.
Organice usted un falso hold-up. Asegúrese de que sus armas sean totalmente inofensivas y utilice un rehén cómplice a fin de que ninguna vida sea puesta en peligro (pues de lo contrario acabara en la cárcel). Exija un rescate y procure que la operación alcance la mayor resonancia. En suma, intente que el asunto resulte "verdadero" para poder poner a prueba la reacción del sistema ante un simulacro perfecto. No va usted a lograrlo: su red de signos artificiales se liara inextricablemente con elementos reales (un policía disparara de verdad; un cliente del banco se desvanecerá y morirá de un ataque cardiaco; puede que incluso le paguen le rescate). Total, que sin haberlo querido se encontrará usted inmerso en lo real, una de cuyas funciones es precisamente la de devorar toda tentativa de simulación, la de reducir todas las cosas a la realidad. Este es precisamente el orden establecido, y lo era ya mucho antes de la puesta en juego de las instituciones y la justicia.
La parodia (la simulación), al hacer equivalentes sumisión y trasgresión, comete el peor de los crímenes, pues anula la diferencia en que la ley se basa. El orden establecido nada puede en contra de esto, está desarmado ya que la ley es un simulacro de segundo orden mientras que la simulación pertenece al tercer orden, más allá de lo verdadero y de lo falso, mas allá de las equivalencias, más allá de la distinciones racionales sobre las que se basa el funcionamiento de todo orden social y de todo poder. (Jean Baudrillard, Cultura y Simulacro)

¡Y les dejo también dos perlitas sobre nosotros, los burgueses idealistas!

· Más juguetes somos los burgueses que vivimos de espaldas al los relojes de sol, midiendo las horas en molinillos de Suiza; que cambiamos el paso de la luna por calendarios de papel y que creemos poseer el mundo porque lo hemos dibujado en una carta mural. El mundo se nos ha ido de entre las manos. (Arciniegas, A.T.F.)

· Mirad: yo divido a los hombres en tres categorías; los que tienen mucho dinero, los que no tienen ninguno y los que tienen un poco. Los primeros quieren conservar lo que tienen; su interés está en conservar el orden. Los segundos quieren tomar lo que no tienen; su interés está en destruir el orden actual y establecer otro que les sea favorable. Unos y otros son realistas, gentes con las que uno puede entenderse. Los terceros quieren derrocar el orden social para tomar lo que no tienen, pero conservándolo a la vez para que no les quiten lo que tienen; entonces, conservan en el hecho lo que destruyen en la idea, o bien destruyen realmente lo que fingen conservar. Éstos son los idealistas. (Sastre, El banquero, El diablo y Dios)

Adiós Don Pepito y también Don José, Mitzuca.

EL COLECCIONISTA, por Niko Gadda Thompson

Compilado IV

El siguiente es un popurri de atrevidos pensamientos que se divierten toqueteando a dos o tres de los grandes temas: educación, corrupción, justicia... Si les aburre, los entiendo. A mi también me aburren muchas cosas.
Considérenlas, al menos, como guirnaldas filosóficas para decorar sus exposiciones y trabajos prácticos. La cita justa en el momento indicado queda muy canchera en todos los ámbitos –menos, tal vez, en la mitad de una culeada- y te hace figurar como el capo que vos sabes que no sos.
Así que pasen y buen provecho. La mía la quiero de muzza con jamó.

· Aquí estaba el curso de la vida otra vez; una nueva riada de la vida dando fe de su paso. “Por aquí paso la vida – me dije -; detrás, más detrás, vendrá la Historia espigando los lugares por donde la vida discurrió. Este es el sino de los humanos; morir, desaparecer, mientras la médula de sus hechos les sobrevive.” (Miguel Delives, “La Sombra del Ciprés es Alargada”)

· En una época acelerada en que “el academicismo de la ruptura” está de moda, los verdaderos revolucionarios posiblemente sean quienes retoman el ritmo lento en el que se desarrolla la vida, que les permite escuchar mejor la voz de las herencias. Enseñar consiste en tejer esos lazos entre los antiguos y los nuevos. Sobretodo, en transmitir esa herencia cultural que confiere al hombre el poder de comprender una realidad compleja así como de renovar un mundo sobre cuyo destino tenemos una grave responsabilidad común. (extraído de “Saber, Educación y Jerarquías”, por G. Jaim Etcheverry, La Nación 6/8/00)

· Y en todas partes reina una prisa indecorosa, como si se hubiera perdido algo por el hecho de que el joven a los 23 años no esté todavía pronto a dar una respuesta a la “cuestión principal”: ¿Qué profesión? Una especie superior de hombres, dicho sea con permiso, no ama las “ocupaciones”, precisamente porque sabe como ocuparse...Tiene tiempo, se toma tiempo, no piensa en “llegar pronto”: con treinta años es un hombre en el sentido de la cultura más alta, un principiante, un niño. (Nietzsche, “El Ocaso...”)

· Mi petición para le futuro no es que al intelectual se le remunere espléndidamente: el intelectual no debe sentarse en la mesa de los ricos ni rodearse de lujo, debe ser un poco asceta...pero tampoco ha de ser burlado, sino tenido en estima, y debe proveérsele de lo mínimo material, más o menos como en la época de la cultura claustral el monje podía vivir sin necesidad de poseer bienes y en la medida de su rendimiento participaba de la gloria y la autoridad de su Orden religiosa. La orden de los intelectuales no debe ser propiamente una aristocracia, la aristocracia se funda en la herencia, y el espíritu no es heredable físicamente. (H. Hesse, Lecturas para Minutos)

· Me encontré de regreso en la ciudad sepulcral donde me molestaba la vista de la gente apresurándose por la calles para sacarse un poco de dinero unos a otros, para devorar sus infames alimentos, para tragar su insalubre cerveza, para soñar sus insignificantes y estúpidos sueños. Se entrometían en mis pensamientos. Eran intrusos cuyo conocimiento de la vida era para mí una irritante pretensión, porque yo estaba seguro de que era imposible que supieran las cosas que yo sabía. Su conducta, que era simplemente la conducta de individuos vulgares ocupándose de sus negocios con la certeza de una perfecta seguridad, era ofensiva para mí, como ultrajantes ostentaciones de insensatez ante un peligro que es incapaz de comprender. (J. Conrad, “El Corazón de las tinieblas”)

· La corrupción es el síntoma de una desorganización del sistema de delegaciones, de los controles de las delegaciones. Porque la corrupción, hay que decirlo, es universal. Los que se discuten son los controles. Cuando decimos que un sistema esta sano es porque los controles funcionan. Es la manera de organizar las cosas la que puede dar resultados positivos, y no la suma de virtudes o de virtuosos...La manera en que componemos la orquesta es la que determinara como va a sonar, y no la virtud de cada uno de los músicos. (German García, entrevista para La Nación del 17 de febrero del 2002)

· Solo se destinan abultados presupuestos para publicidad cuando no hay diferencia entre los productos. Si los productos fueran realmente distintos, la gente compraría el mejor. La propaganda le enseña al hombre a no confiar en su propio criterio, a comportarse como un estúpido. (C. Sagan, “Contacto”)

· Un movimiento revolucionario que no advierta lo que hay de trascendente en su sociedad no está maduro para reemplazarla. (Sábato, “Tres Aprox...”)

· El rico, en definitiva, es el que permite que el otro conserve la distancia como único bien. (Jorge Elías, La Nación)

· ¿El colmo de la justicia no consiste acaso en mostrarse ecuánime con los inicuos? (Papini, El Diablo)

Salud y mucho amor, Niko

EL COLECCIONISTA, por Vincent Von Sreitsen

Compilado III

No estoy de humor para introducciones, por lo que intentar hacer una sería cometer una burrada a conciencia, y eso no me es propio. Las irracionalidades se las dejo a Mitzuca.

· A la gente le gusta aprender, pero no le gusta que le enseñen. (Gilbert H. Grosvenor, primer editor de la N. Geographic)

· La erudición no es más que el polvo que cae desde una biblioteca en un cráneo vacío. (Ambroce Bierce, Diccionario del Diablo)

· La civilización, en lo que atañe al espíritu, es regresiva. (personaje de Miguel Delibes, “La sombra del ciprés es alargada”)

· Esa liebre no nos protege de la muerte y de las miserias que nos rodean, pero cazarla sí nos protege de pensar en ello. (Blaise Pascal)

· La esperanza es el dolor que sientes, que te lleva a intentarlo otra vez. (anónimo)

· Nadie puede hacerte sentir inadecuado sin tu permiso. (Eleanor Roosevelt)

· A mí me gusta siempre recordar la definición que da Heidegger en El ser y el tiempo: cuando estamos en una situación inquietante queremos la seguridad, pero la seguridad termina aburriéndonos, y entonces soñamos con la aventura, pero eso nos conduce a la incertidumbre que nos angustia. De manera que nos pasamos la vida oscilando entre una seguridad que nos aburre y una incertidumbre que nos angustia. (G. García, La Nación 17 de febrero del 2002)

· No se sabe nunca cuando se nace: el parto es una simple convención. Muchos mueren sin haber nacido, otros nacen apenas, otros mal, como abortados. Algunos, por nacimientos sucesivos, van pasando de vida en vida, y si la muerte no viniese a interrumpirlos, serían capaces de agotar el ramillete de mundos posibles a fuerza de nacer una y otra vez, como si poseyesen una reserva inagotable de inocencia y de abandono. (Juan José Saer, El Entenado)

· Cualquier camino es tan solo un camino y no es ninguna ofensa, ni para uno mismo ni para los demás, abandonarlo si así se lo dicta su corazón…Mire y observe todos los caminos de cerca y deliberadamente. Hágalo tantas veces como usted crea necesario. Después, pregúntese a sí mismo, y sólo a sí mismo, lo siguiente… ¿Tiene este camino un fundamento? Si lo tiene, el camino es bueno; si no lo tiene, no sirve para nada. (Carlos Castañeda, “Las enseñanzas de Don Juan”)

· La vida no es más que un cuento, lleno de sonido y de furia, contado por un idiota y que significa nada. (Shakespeare o Hamlet, como prefieran)

EL COLECCIONISTA, por Mitzuca Chinycó

Compilado IIPresenta Vincent Von Streitsen

En esta oportunidad, la “caza” de citas ha sido ejecutada por el señor Mitzuca, quien nos presenta un colorido grupo de frases ideadas por un colorido grupo de notables provenientes de las más diversas calañas. Rebeldes, orgullosos, libre pensantes, ¡ilustres borrachines la gran mayoría!, humanos, sensibles e imperfectos todos ellos, aquí los dejo con algunos de sus más recordados pensamientos. ¡Bon appetit!

· Creo que pronto llegará el momento en el que, mediante un método de pensamiento paranoico activo, será posible sistematizar la confusión y contribuir a la total desacreditación del mundo real. (Salvador Dalí)

· La solemnidad es el peor de los síntomas intelectuales, la señal de alarma de que ya se ha cesado de entender. (Sabater, Diccionario Filosófico)

· La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser. El humor los consuela de lo que son. (Winston Churchill)

· Tal como va el mundo, todos los que no somos imbéciles necesitamos estar un poco locos. (Alejandro Casona, Los Arboles Mueren de Pie)

· - Bueno, ya tuve un hijo, conquisté al mundo y planté un árbol, Laurita, ¿cuál era el otro?
- No, en vez de conquistar al mundo era escribir un libro.
- ¿Ves lo que te digo? Soy un inútil. Hago todo mal.
(Mateo Ingouville, “Muerta sos hermosa”)

· Mas sea verdad o sueño,
Obrar bien es lo que importa.
Si fuere verdad, por serlo,
Sino, para ganar amigos
Para cuando despertemos. (Calderón de la Barca, La Vida es Sueño)

· El verdadero motivo de viajar debe ser para perderse y ser desconocido. Viajar es vagabundear, o no es viajar. (Lin Yutang, La Importancia de vivir)

· Anduve mucho, y para que no me perdiese, el cielo me seguía a todas partes. (R. Igarzabal)

· Ya no sé dónde estoy ni que hago, solo se que estoy donde quiero y hago lo que me gusta. Es bastante para un solo hombre. (Pablo Arias, artista y amigo)

· No hay camino para la paz. La paz es el camino. (Mahatma Gandhi)

La semana próxima, otra entrega de “El coleccionista” -por fin- a mi cargo. No nos engañemos: los últimos serán los últimos, pero al verdadero ganador le chupa un huevo.

Lean mucho, cojan lindo y lloren a moco tendido. Todo eso está muy bien.

Estertóricamente, V.V.S.

martes, 15 de julio de 2008

EL COLECCIONISTA I, por Niko Gadda Thompson

Cuando era niño coleccionaba estampillas… sí, así de nardo era. Después me aburrí de los cuadraditos filatélicos (en realidad me dijeron que coleccionarlos era de nardo) y empecé a coleccionar cajetillas de cigarrillos. Más tarde –y gracias al boom importador de principios de los 90- vinieron las latas de aluminio. Las tenía de todos los colores y tamaños. Llegué a las 500 a lo mínimo. Tampoco eran tantas, pero si consideramos que las reuní en poco más de doce meses, está bastante bien.

Hoy tengo 30 años y con el tiempo me di cuenta que coleccionar, cualquier cosa, ¡es de nardo irrecuperable! Pero sobretodo de gente que encuentra una satisfacción especial en la acumulación de objetos, lo que es lo mismo que decir que sufrirían deshaciéndose de ellos. A esta afección la llamo “manía coleccionable”.

Hace ya quince años que vengo recopilando citas de todo aquel que haya pronunciado (generalmente escrito, pero no siempre) algo digno de ser recuperado, o mejor, resguardado del olvido. No sé si una cita es un objeto o si trasciende al menos el concepto de “idea”. Poco importa, pues coleccionables son, y yo he adquirido la manía con ellas.

Lo de que soy un nardo por fin lo he superado (lo soy y a mucha honra) y me da igual lo que se pueda decir al respecto de la imposibilidad de los coleccionistas de dejar que las cosas caigan en el olvido. Después de todo, coleccionar es archivar, y archivar es también una manera de olvidar, sólo que despojada del “miedo a perder” (aquello verdaderamente traumático) puesto que uno olvida con la tranquilidad de que está ahí, escondido pero presente; capaz de ser recuperado en cualquier momento.

Como se imaginarán, después de 15 años de coleccionar citas, tengo unas cuantas y algunas de ellas son tan suculentas (e independientes de cualquier contexto innecesario) que valen la pena recuperar de aquel olvido temporal a las que fueron sometidas.

Aquí, entonces, una selección de mis más preciadas posesiones referidas al arte, y al arte de hacer arte:

1- El poeta que se dedica a escoger y ubicar sus palabritas en medio de un mundo que mañana puede quedar destruido, hace exactamente igual que las anémonas, prímulas y otras flores que ahora se abren en todas las praderas. En medio de un mundo que acaso mañana quede anegado en gas venenoso, ellas forman cuidadosamente sus ojitas y cálices, con cinco o cuatro o siete pétalos, regulares o dentados, todos igualmente bellos. (H. Hesse, “ Lecturas para minutos”)

2- No hay literatura nacional y literatura universal. Hay literatura profunda y literatura superficial. Eso es todo. (Sábato, “Tres Aproximaciones...”)

3- Es asombrosa esa manera que tenéis los soñadores de no ver claro más que lo que está lejos. (Alejandro Casona, “Los Árboles Mueren de Pie”)

4- La arquitectura y las artes plásticas son el ordenamiento acabado y armónico de la luz, y no otra cosa. (Gaudí)

5- El artista… apela a nuestra capacidad de deleite y asombro, a los sentidos del misterio que rodean nuestras vidas; a nuestros sentimientos de piedad, y de belleza, y de dolor; al latente sentimiento de camaradería con toda la creación –y a la sutil pero invencible convicción de solidaridad que entrelaza la soledad de innumerables corazones…-, a los muertos con los vivos y a los vivos con los que aún no han nacido. (Joseph Conrad, en el prefacio de “The Nigger of the Narcissus”)

6- Objetivamente, no hay ninguna relación entre el arte y la moralidad, por la simple razón de que el arte es arte y la moralidad es moralidad, y por la misma razón por la que no hay relaciones entre la moralidad y la verdad. La moralidad, de todos modos, en tanto es el esfuerzo por elevar la vida humana, por darle un valor humano, tiene por lo tanto relaciones con toda la vida humana. Y la vida humana incluye al arte y la verdad. (Fernando Pessoa, “Erostrato”)

7- Podemos perdonar a un hombre el haber hecho una cosa útil en tanto que no la admire. La única disculpa de haber hecho una cosa inútil es admirarla intensamente. Todo arte es completamente inútil. (O. Wilde)

8- La ironía, la autocrítica incesante, la incongruencia, la imaginación al servicio de nadie. (Método literario propuesto por Cortázar en Rayuela)

9- Trasladar la mirada a otra percepción es viajar, llevar a todos con uno es arte. (Pablo Arias, en una carta - 2001)

10- Lo que es usted, príncipe, lo es por casualidad. Lo que yo soy, lo soy por mí mismo. Príncipes ha habido miles, y los habrá todavía. Beethoven solo hay uno. (fragmento de una carta de Ludwig al príncipe Lichnowsky)

La semana próxima, otra entrega de “El coleccionista” a cargo de Mitzuca Chinycó.

Salud y mucho amor, Niko